Carolina Dell´Oro

¿País, nación o patria?

Por: Carolina Dell´Oro | Publicado: Lunes 6 de mayo de 2013 a las 05:00 hrs.
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Los acontecimientos políticos de las últimas semanas nos han dejado una sensación de desconcierto, y muchas preguntas sobre hasta dónde vamos a llegar.

Reflexionando sobre esto me encontré con un texto del entonces Obispo Jorge Mario Bergoglio prologando el libro “El bicentenario de la independencia de los países latinoamericanos” de Guzmán Carriquiry, que me hizo mucho sentido: “En una frase plásticamente tensionante alguien expresó que el presente no es sólo lo que recibimos de nuestros padres, sino también lo que nos prestan nuestros hijos para que luego se lo devolvamos. Un presente recibido y prestado a la vez, pero un presente que es fundamentalmente nuestro; hacerse cargo de él es hacer patria, lo cual es algo muy distinto que construir un país o configurar una nación. Un país es el espacio geográfico, la nación la constituye el andamiaje institucional. La patria, en cambio, es lo recibido de los padres y lo que hemos de entregar a los hijos. Un país puede ser mutilado, la nación puede transformarse …, pero la patria o mantiene su ser fundante o muere; patria dice a patrimonio, a lo recibido y que hay que entregar acrecentado pero no adulterado. Patria dice a paternidad y filiación…”.

La Patria alude a algo recibido y dado, que nos exige ser actores en la responsabilidad histórica de asumir las transformaciones necesarias que han de ser nuestro compromiso personal de acrecentar, es decir, aumentar el capital personal y social.

Hacer patria es fundar una realidad en la que todos nos sintamos pertenecientes a través de un sentimiento que aúne, integre y cree vínculos significativos entre quienes compartimos una bandera. Las personas sin un sentido mayor de pertenencia se desvinculan, se descomprometen de las causas mayores: es el terreno propicio para la odiosidad, el resentimiento y la desconfianza.

Me pregunto si las actitudes que hemos visto estas semanas, desde un candidato que apenas ve la debilidad del otro, de su propia coalición, sale inmediatamente con un juicio lapidario, o frente a un ministro reconocidamente experto en los temas de su cartera, que es acusado constitucionalmente por motivos de índole “política “, no teniendo claro si el juicio era a su gestión o una posibilidad más de luchar contra el slogan “no al lucro” que con tanta fuerza se ha instalado en nuestro país. ¿Serán los caminos para hacer patria? ¿Estaremos así acrecentando nuestro patrimonio cívico, heredado de nuestros padres y que hemos de entregar a nuestros hijos? 
Antes de seguir en una campaña desenfrenada por ganar la carrera presidencial, deberíamos detenernos y reflexionar sobre el Chile que queremos, sobre la patria que queremos construir juntos. Ya no desde las últimas estadísticas que hemos dejado que se conviertan en “las verdades” que rigen nuestro actuar como país, sino desde las convicciones y compromisos profundos de cada uno de los chilenos, y especialmente de aquellos que se postulan para liderar nuestro país en los desafíos del siglo XXI.

Por eso me hace tanto sentido la frase de Chesterton cuando se refiere al compromiso: “El hombre que hace una promesa se cita consigo mismo en algún lugar y tiempo, el peligro que esto conlleva es que no asista a la cita”. ¿Asistirán a su cita los candidatos?

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